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RUTA 1. DE PONTECESO DE CABANA A FREXUFRE POR A CARBALLA

Este itinerario discurre por donde Cabana es mar, por la costa fluvial y marítima de Cabana de Bergantiños. Comienza su recorrido en la cuna del gran escritor del Rexurdimento: Eduardo Pondal; allí donde el río Anllóns es coronado por un puente de airosos arcos.

Sigue camino hacia la ensenada da Insua, con su flora, fauna y la actividad artesanal de la carpintería de ribera.

Nos traslada luego a las huellas de Fray Martín Sarmiento en el desaparecido monasterio de Canduas, rodeado de casas nobles, callejuelas estrechas y hórreos elevados que muestran sus respiraderos al aire de la ensenada. En Canduas, donde los cesteros dibujan caprichosas formas con varas de mimbre.

Nos invita a pasear por los arenales de Cabana de Bergantiños: playa de Rebordelo, Area das Vacas, playa de San Pedro. Nos conduce por los peñascos donde anidan los cormoranes y crecen, en aguas cristalinas, los más apreciados percebes.

Se despide con ramos de flores nacidas en el exótico lugar de Frexufre, con su fresno aún en pie y el conjunto de molinos, bañado, cada día de mar bravo, por una lluvia de salpicaduras.

  1. Casa de Eduardo Pondal

Después de haber emigrado a América, el laxense Juan González Pondal regresaría a su tierra y se casaría con la joven Ángela Fernanda Abente Chans. Tras unos años de matrimonio en la villa de Laxe, se trasladan a Ponteceso, donde construyen un pazo urbano a orillas del río Anllóns. Desde un muelle que construye en las márgenes del Anllóns, Juan González mantiene intercambio comercial con las colonias americanas. En 1835, nacería el último hijo del matrimonio.

Eduardo Pondal Abente, quien con el paso de los años se convertiría en el gran autor del Rexurdimento literario gallego y en el autor de la letra de nuestro Himno

Eduardo Pondal cantó a su casa natal con estos versos:

Eu nacín en a greste soedade,
eu nacín cabo dun agreste outeiro,
p’ronde o Anllóns, con nobre maxestade,
camiña ó seu destino derradeiro..

Como vemos en este poema, el gran bardo gallego, Eduardo Pondal, nació acunado por las aguas del Anllóns y mirando, desde la más tierna infancia, a través de los cristales de las galerías del pazo paterno, las tierras de Cabana de Bergantiños.

2. Xuncal de Ponteceso de Cabana

Situado a la derecha de la carretera C-431, es un lugar accesible para la observación de aves como los ánades reales, martines pescadores, garzas y garcetas. Resulta curiosa la explicación de este topónimo. Se llama Ponteceso la capital del municipio limítrofe con el nuestro. Y a la parte que nos corresponde, se le añade un apellido: Ponteceso de Cabana, para diferenciarlo de otro lugar. El nombre del lugar Ponteceso significa “puente sobre el río Cessio”; por lo tanto, ambas márgenes son Ponteceso, y para diferenciarlas, al lado cabanés se le llama Ponteceso de Cabana.

Por último, rescatar una particularidad que siempre remarcaba el cura de Cesullas, Saturnino Cuíñas Lois. Él decía que este lugar no se llamaba Ponteceso de Cabana, sino Loureiros.

3. Villa Fanny

Unos capiteles de Villa Fanny están en el muro del atrio de la parroquial de San Pedro de Cundíns.

4. Casa de Natividad
Esta casa fue el número cinco en el primer registro de viviendas del municipio. Los documentos la datan como una construcción del siglo XVII. Hasta 1930 fue una carnicería. Su primer nombre era Casa dos Tisos y después se llamó Casa dos Bastiáns.
Actualmente aún conserva edificios anexos como la caseta de la carnicería, un granero, un hórreo de pies redondos con base cónica, un lavadero con losas de piedra y un pozo empedrado por dentro con torno para extraer el agua.

5. Casa de Monterroso
Sufrió un incendio en el siglo XIX. Conserva elementos de arquitectura tradicional como el horno, el portal con cruz, cobertizos y cortes. Su tejado incluye como curiosidad unos remates típicos de hórreo.

6. Los anguleros del Anllóns
Los habitantes de Ponteceso de Cabana fueron, desde siempre, los anguleros del Anllóns. En las noches de invierno es frecuente verlos con sus luces en las orillas del río, sus botas, el traje impermeable y el largo «trueiro» con el que capturan este apreciado manjar. Las angulas son después un plato exquisito en las tabernas de Ponteceso y Cabana de Bergantiños.

7. Crucero
Tras el muro se esconde un crucero moderno, de los años 70.

8. O Picón
Este lugar de Cabana está formado por casas de arquitectura tradicional, con sus hornos adosados a las fachadas.

9. Monte de San Sebastián
El entorno del Monte de San Sebastián es otro lugar perfecto para la observación de aves. Se recomienda visitar este espacio en marea baja para moverse por la arena y, además, acudir con prismáticos. Desde allí se oye el canto de las aves. También el “bruar da Barra”, es decir, el sonido del mar en la ría de Corme y Laxe.
En una curva que se adentra en la ría aparece el Monte das Pías (57 m) y el Monte de San Sebastián (16 m), lugar donde en 1607 se alzaba una ermita en honor a este santo. Cubierto por las aguas del Anllóns está el Pozo dos Caldeiros. Río abajo, la cadena montañosa del Monte Castelo marca los límites municipales entre Cabana y Laxe, y los tres picos del Gontón, monte cantado por el bardo Eduardo Pondal.
Debajo de ellos y al borde de las aguas, surgen aldeas de las parroquias de Cesullas y Canduas. A nuestra derecha, en las laderas del Monte Branco, nace la isla dos Cagallóns, llamada así por los excrementos de las aves que la habitan

10. Los recolectores de senrada
El espacio fluvial próximo al Monte de San Sebastián es un lugar al que acuden, con marea baja, los pescadores para recolectar la senrada (Nereis), un pequeño gusano con el que atraerán a los peces. Para recolectarlo proceden de la siguiente manera: remueven la arena con una pala de dientes, ya que este gusano se esconde a unos 10 cm de profundidad. Una vez capturado, lo limpian y lo guardan en papel o cartón para conservar su humedad.
En algunos tramos del río está prohibido recolectar la senrada, ya que es el alimento de las aves de la ría

11. Playa do Curro
Es una de las playas fluviales del municipio, la situada más río arriba. Desde su tranquilidad se puede observar todo tipo de anátidas.

12. Neaño
A lo largo de la carretera Ponteceso–Laxe fue surgiendo un nuevo núcleo de casas y establecimientos de hostelería y turismo que aportan modernidad a este municipio. Dos modernos hoteles, restaurantes y tabernas típicas nos invitan a hacer una parada o buscar alojamiento en nuestro camino.
La aldea antigua, tierra de herreros, músicos y poetisas populares, se encuentra en la ladera.
En Neaño (Otero Cebral, 14) es costumbre realizar la procesión del Carmen con las imágenes de la Virgen y de San Antonio por la parte más céntrica del lugar.

13. El músico José María Álvarez Canto
El músico José María Álvarez Canto nació en Corme Aldea (Corme, Ponteceso) el 28/11/1905 y, después de hacerse cabanés adoptivo, falleció en Neaño (Cesullas) el 01/05/1977.
En cada casa del lugar natal de José María, Corme Aldea, había al menos un músico de banda, y en la suya no iba a ser menos. Su padre y él estaban unidos por ese vínculo desde la infancia, ya que el pequeño José María recorría con solo seis años las procesiones de las fiestas de la zona tocando un tamboril con la Banda de Corme. Un día, cansado de andar tanto, se sentó en un corral y su padre le dijo:
«Levántate que te doy una patada en el culo».
La música, primero aprendida de oído y después conociendo el lenguaje del solfeo, lo acompañó toda su vida, incluso durante el servicio militar, donde fue corneta del Rey. Fue músico y director de la Banda de Corme; luego, en Coristanco, dirigió otra banda y creó una orquesta.
De su paso como maestro musical por la tierra de la patata, hablan estos versos de la poetisa Asunción Antelo Suárez, la Rexubeira de Bergantiños:

Sentía ensaiar os músicos
cando iba pra Carballo:
eran os Soanes da Miñata
e os Naias de Carantos.

Más tarde, compró una taberna–casa de comidas en Neaño y se instaló definitivamente en las tierras de Cabana de Bergantiños. Entabló amistad con personajes locales, especialmente con el cura folclorista Saturnino Cuíñas Lois. De esa unión nació el Himno a San Fins do Castro, con letra de Cuíñas y música de José María.
Una vecina suya, la poetisa María Baña Varela, llevaría a la literatura popular la presencia de José María con sus músicos en la romería de Santa Margarita de Baneira (Corcoesto) con estos versos:

E estaba José María,
dirigindo na orquesta,
tocando no pasodoble,
que era a alegría da festa.

José María Álvarez fue uno de los grandes referentes de la Costa da Morte como músico y director de bandas. Dominaba todos los instrumentos de percusión y viento, componía música para toda la banda y era un auténtico maestro del acordeón.
Aprendió a tocar este instrumento en Corme, con un pequeño acordeón de botones. Luego llegaron a sus manos varios acordeones piano, algunos comprados en Ferrol con dinero prestado por su madre, otros como regalo de su esposa.
En Neaño, tras abandonar la dirección de bandas, dio clases de acordeón. Recibieron sus enseñanzas Jacinto de Borneiro y Manolo de Ovidio. Pero sobre todo, animaba las tardes de baile en el salón do Burreiro. Lo acompañaban Lelo de Pedra Cuca a la batería y Anselmo Cousillas al clarinete, que hacía hablar.

14. Playa da Urixeira
Río abajo, es la segunda playa fluvial de Cabana. Tiene un acceso muy sencillo y un pequeño aparcamiento. En marea baja es recomendable disfrutar de un paseo por sus arenas mientras el sol se pone. Las barcas quedan varadas en la arena, extrañando el movimiento de las aguas.
También es posible hablar con los recolectores de senrada.
Cada mes de enero, los miembros de la Sociedad Gallega de Historia Natural acuden a este lugar para realizar el censo de aves de la ensenada da Insua

Esta playa fue versificada por María Baña Varela (2004: 33):

Neaño ten unha praia,
pasa polo Monte Blanco;
hai que vela que é bonita,
donde se bañan os pobres
no medio da xente rica

15. Las aves en la ensenada da Insua
Las aves son una parte muy importante de este sistema natural. Se distinguen entre las autóctonas (sedentarias, que viven en la Insua todo el año) y las viajeras, que acuden durante los meses de invierno, huyendo del frío del norte de Europa, de América o incluso de Australia.
Distintas especies de patos marinos, limícolas, a veces poco frecuentes en estas costas, garzas y aves rapaces conforman una avifauna particular que hace muy recomendable la visita respetuosa a este espacio natura

  • Chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus): la joya de las aves en la ensenada. Vive permanentemente aquí y cada vez tiene menos lugares para anidar en Galicia. Mide unos 15 cm y pone sus huevos directamente en la arena.
  • Ánade real (Anas platyrhynchos): se observa en marea alta en los juncales y en marea baja en pequeñas lagunas. El macho se distingue por su cabeza verde brillante. Su pose tranquila al sol originó la expresión gallega “pareces un lavanco” para quien está tumbado sin hacer nada.
  • Garza real (Ardea cinerea): el ave más elegante del estuario. Puede verse pescando peces o ranas, con su esbelto cuello y largas patas en el agua.
  • Garceta común (Egretta garzetta): completamente blanca, de 90 cm de altura. Tiene patas negras, pies y torso amarillos, pico afilado y cuello largo. Pariente cercana de la garza, aunque más pequeña. Vuela en grupos y se alimenta de pequeños peces, ranas, crustáceos e insectos.
  • Cormorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis): busca alimento tanto río arriba como en la desembocadura. Suele verse con las alas abiertas para secarse al sol. Es un gran buceador con esqueleto más pesado que otras aves.
  • Ostrero euroasiático (Haematopus ostralegus): frecuenta las zonas arenosas. Es grande (41 cm), negro por el dorso y blanco por el pecho, con pico rojo y patas rosadas. Se alimenta de todo tipo de moluscos y crustáceos.
  • Gaviota patiamarilla (Larus michahellis): muy común en el litoral gallego. Blanca con dorso gris, alas con puntas negras y manchas blancas. Pone tres huevos en un nido de ramas y algas.
  • Correlimos tridáctilo (Calidris alba): persigue las olas cuando baja la marea. Se mueve en pequeños grupos y es muy confiado. Tiene solo tres dedos en cada pata y cuerpo gris por arriba y blanco por abajo.

16. El transporte fluvial
En 1745, Fray Martín Sarmiento nos habla de los «pataches de Laxe, Corme y Cándoas». Esto muestra la importancia que tuvo el transporte fluvial por el Anllóns durante al menos dos siglos.
Primero a vela y después a motor, navegaban por estas aguas las “lanchas del Anllóns”. Eran embarcaciones que subían río arriba con arena, sal y teja, y río abajo, hacia el puerto de Corme y Laxe, transportaban madera de Bergantiños, que se cargaba en los muchos aserraderos dispersos por las orillas del río.

17. As Revoltas
En este entorno se encuentra la capital administrativa del Ayuntamiento de Cabana de Bergantiños, tras haber pasado por los lugares de Cabana, O Bosque y Neaño desde la creación de los ayuntamientos. Aquí están la Casa Consistorial, el Colegio de Primaria y Secundaria As Revoltas, el pabellón polideportivo y piscina municipal, y el centro de salud.

18. O Pendón
Pequeña playa fluvial donde durante el siglo XX se construían todo tipo de embarcaciones, sobre todo de cabotaje. La carpintería de ribera más importante era la de Julián Tedín, de la que aún quedan restos.
O Pendón también es base del Club Náutico de Cabana de Bergantiños y lugar frecuentado por pescadores de lubina.

19. Casa del Ayuntamiento en la II República
Durante el siglo XIX y primeras décadas del XX no existían Casas Consistoriales como tal; la gestión municipal (incluso las votaciones) se realizaba desde la casa del alcalde.
Durante la II República, el alcalde Alejo Varela Centeno construyó estas dependencias municipales, que nunca llegaron a cumplir el fin para el que fueron levantadas. Con ello cumplía una pequeña venganza al trasladar el edificio municipal al territorio de la parroquia de Canduas, quitándoselo a Cesullas.

20. A Carballa
Durante la noche de San Juan (Otero Cebral, 5), los vecinos de A Carballa colgaban ramilletes de hinojo en las ventanas para espantar a los demonios de las casas.

21. Los Foucellas en A Telleira
Durante la posguerra, en A Telleira ocurrieron hechos vinculados con la guerrilla antifranquista, conocida como “Os Foucellas”, y la Guardia Civil.
En 1943, los Foucellas cometen un triple asesinato en un mismo día en Cardezo, Brantuas (Ponteceso) y A Telleira (Canduas), matando a personas de la familia Baneira. Esto provocó un gran despliegue de la Guardia Civil, controles en carreteras como la de A Graña a Ponteceso, detención de cómplices y el incendio de la casa/taberna de un encubridor en A Telleira.

22. José Mas en A Telleira
Aurelio Mejuto, protagonista de la novela A Costa da Morte del escritor sevillano José Mas, tras pasar por el “paraíso” de O Bosque, se desplaza a A Telleira, descrita (Mas, 181) como si fuera una pintura:
“En A Telleira, después de dos horas de marcha… fantasiosa”.

Aurelio se detiene en una excelente casa de comidas: la Casa de Arcadio. Su propietario, gran cocinero, tras vivir arriesgadas experiencias se estableció allí y fundó esta taberna (Mas, 182):
“En la misma carretera está la casa de Arcadio, famoso entre los marineros por las comidas que servía… submarinos alemanes.”

El comedor era atendido por sus dos hijas, que parecían nacidas de la naturaleza del entorno (Mas, 182):
“Servían las hijas de Arcadio… eran sus voces.”

La Casa de Arcadio era frecuentada por patrones de embarcaciones de cabotaje que visitaban la Insua (Mas):
“Alrededor de una mesa larga y basta, sentados en bancos, había varios patrones de veleros.”

Arcadio y los patrones hablaban sobre las mujeres de Corme que visitaban a sus maridos en puertos lejanos (Mas, 183):
“-¿Recuerdas aquella tarde cuando llegamos a Vilagarcía y nos encontramos con la mujer que vino andando desde Corme?
Sí, me acuerdo. Él estaba en tierra comprando unas cosas y tú le preguntaste a ella:
«Oye, Ampariño. ¿Pasa algo en tu casa? ¿Por qué vienes desde tan lejos?»
Y ella te respondió:
«Vengo a vigilar al marido y de paso a refrescar la co…»”

La comida típica era caldo gallego con grelos y carne (Mas, 183):
“Todos los comensales engullían el rico caldo con grelos y con islas flotantes de sabrosas hebras.”

Mientras comían, era común compartir anécdotas de todas las villas de la costa. Se destacaba el sacrificio de las mujeres de Corme que incluso llegaban hasta Bilbao para vigilar a sus maridos (Mas, 183):
“En estas charlas… qué follaje.”

Esa actitud desconfiada de las mujeres se justificaba porque los marineros de cabotaje daban sentido al dicho “una mujer en cada puerto” (Mas, 183):
“Se entendía eso de vigilar al marido… o la descarga del velero.”

Arcadio recordaba aquellos tiempos de abundancia (Mas, 183-184):
“¡Qué tiempos aquellos!”, exclamó… con dinero.

23. Pazo da Casanova
La Casanova de Nantón fue fundada (Martínez Barbeito, 1986: 420–422) por el capitán Francisco Rodríguez de Gondomil.
La casa, de tres cuerpos, tiene patín y corredor cubierto. En la puerta principal se pueden ver los escudos heráldicos con las armas de los Pardiñas y Villardefrancos, Figueroa, Rodríguez de Arijón, Moscoso y Caamaño.
Actualmente pertenece a una familia de labradores.

24. Elisa Mosquera Tedín
Natural de este lugar es la escritora Elisa Mosquera Tedín. Es autora de una novela infantil publicada por Ediciós do Castro titulada Barullo.
Está ambientada en este entorno y permite conocer, a través de los ojos de un niño en edad escolar, estas riberas del Anllóns a mediados del siglo XX.

25. Pedracuca
En Pedracuca, durante la festividad de San Juan (Otero Cebral, 5), los campesinos bendecían sus fincas con una rama de olivo y agua bendita, mientras pronunciaban:
«La bendición de Dios Padre, del Hijo y del Espíritu Santo nos cubra con su manto.»
En la casa de Miraflores, el “mal de aires” (Otero Cebral, 11) se curaba ahumando al enfermo con hierbas de San Juan y un diente de ajo cortado en forma de cruz. El enfermo debía aspirar el humo tres veces, y también debía ahumar su ropa y la de quienes vivían con él.

Sobre la cocción del pan, Otero Cebral (7) recogió el siguiente uso en Pedracuca:
«En el lugar de Pedracuca calentaban el agua de la fuente para hacer el fermento. Mezclaban esa masa con harina y agua tibia en una cazuela de barro y la removían con una cuchara. Luego se usaba para amasar. Así se renovaba el fermento que se usaría para la masa en la artesa. La madre, cuando cocía el pan, le decía a su hijo que estaba llorando:
—Cállate, mi niño, que te voy a hacer una tortita (freixó).
Una vez fermentada la masa, la madre cogía una sartén, la ponía al fuego y echaba unos torreznos y, encima, masa de broa. Esa era la tortita.»

En Pedracuca, Otero Cebral (33) recogió estos cantares populares que hablan de los oficios tradicionales de Cabana de Bergantiños:

Terra de moitos ferreiros

Terra de moitos ferreiros,
lancheiros moitos había,
zapateiros outros tantos,
cada un na súa profesía.

Traballaban noite e día,
xente dura e forte;
aínda queda algún deles
que estas cousas recorde.

Naquel entón
facían moitos traballos;
carreteiros dos montes
baixaban moitos carballos.

Carros con bos bois
andaban polos camiños,
carrexando a pedra
para a casa dos veciños.

Despois de tanto traballo,
tanto carro, tanta forxa,
xuntábanse na taberna
para refrescar a súa gorxa.

Alí bebían uns bos viños
e xogaban unha partida,
e dispoñían os traballos
para facer no outro día.

Bois ó carro á mañá,
ferro ó lume a cantar,
os lancheiros ó seu remo,
todo o mundo a traballar.

Así era a nosa terra
corenta anos atrás.
Traballar noite e día
para comer un par de redes.

Aqueles que traballaban
cartos sempre xuntaban,
pero se querían zapatos novos,
os cartos non lles chegaban.

E así era a vida
dos nosos antepasados;
aínda que os recordemos,
temos que olvidalos.

E buscar novas ideas
coa xente de hoxe en día;
pois temos que modernizarnos
e non traballar noite e día.

Ferreiros e lancheiros,
zapateiros e serradores.

26. Arroyo de Ponte Paíño
Junto al puente que cruza el arroyo de Ponte Paíño se observa una piedra de lavar la ropa. A la derecha, un camino nos lleva a un entorno de molinos conocidos como: el molino del Cubo y, más adelante, el molino del Pino.

Casa de Miraflores
Se accede a esta casa-pazo por un antiguo camino de carros donde se dejaba tojo a pudrir para hacer estiércol. Contando desde el año 2005, esta casa supera los 250 años de antigüedad. Según la memoria de sus actuales habitantes, fue levantada por un cura que la dejó en herencia a una hija.
Las piedras que sobresalen de la fachada son el registro de los días de jornal a pagar por el propietario a los canteros. El escudo fue desplazado cuando se abrió una puerta; durante esta reforma, el propietario quería tirarlo, pero el cura de Cesullas, Saturnino Cuíñas Lois, le rogó que no lo hiciera.
En el interior, las dos ventanas de la derecha tienen banco para sentarse y mirar la ría a través del cristal. En la chimenea, de construcción más reciente, se lee la inscripción: “Pedra Cuca 1952”. Se cuenta que la Guardia Civil, cuando detenía a alguien, lo retenía aquí.
Como edificaciones anexas destacan el hórreo de pies y el cobertizo. Es propiedad privada.

27. O Esqueiro
En la aldea de O Esqueiro aún se conservan antiguas casas con apellidos del lugar. En una de sus fachadas se leía: “Lugar do Esqueiro”. Esta vivienda fue una antigua taberna.

28. O Buzaco
La pequeña aldea de O Buzaco está formada por casas de labranza con cobertizos, eras redondas y hórreos. Destaca un hórreo de pies fechado en 1895. O Buzaco se sitúa a caballo entre dos parroquias de Cabana: Cesullas y Canduas.

Su ubicación fue origen de una historia real recogida por Varela Varela (1999: 23) titulada “El muerto de dos parroquias”:

Una casa de O Buzaco está dividida por la línea divisoria de ambas parroquias.
Cuando falleció el primer difunto de esa vivienda, surgió una disputa entre los curas de Canduas y Cesullas, ya que ambos lo querían para su cementerio.
No se ponían de acuerdo, hasta que el cura de Cesullas dijo:
—El difunto debe salir por la puerta principal. Si te corresponde, llévatelo; si no, lo llevo yo.
Como la puerta principal quedaba en terreno de Cesullas, fue enterrado en el cementerio de Santo Estevo.

Durante la noche de San Juan (Otero Cebral, 5), los vecinos de O Buzaco colgaban ramilletes de hinojo en las ventanas para ahuyentar a los demonios de las viviendas.

29. Sinde
Aldea que se alza al abrigo del Pico de Sinde, lugar al que los lugareños llevaban a sus moribundos antes de fallecer.
En la ladera del monte se encuentra una antigua casa de carpintero, identificable por su balcón-corredor de madera.

Otero Cebral (49) recogió en Sinde esta antigua tradición vinculada a la muerte:

“Los paisanos contaban que en Sinde, en Canduas, se transmitía de forma generacional una costumbre ancestral relacionada con la muerte, de carácter casi esotérico.
Nuestros antepasados, cuando alguien agonizaba, lo sacaban de casa y lo llevaban al alto del castro para que allí encontrase la muerte. Luego regresaban el cadáver al hogar y más tarde se enterraba en tierra santa.
En ocasiones, se llevaba ya muerto directamente al castro, creyendo que allí encontraría antes el descanso eterno.
Jesús Taboada Chivite menciona que estas costumbres tienen raíces en creencias del más allá, y explica este proceso como un ritual que, ya en la cultura castreña y en otras, representaba el contacto más cercano entre los dioses y las almas.”

30. Castro de Sinde
El castro de Sinde se sitúa en la ladera del monte. Hoy está bastante deteriorado por las labores agrícolas, aunque aún se perciben sus dimensiones originales.
Cuenta con una acrópolis y dos antecastros que vigilaban el antiguo camino, hoy la carretera de Ponteceso a Laxe.
Según la leyenda, en el castro hay una fuente que desemboca en el lugar de San Pedro (aldea y playa de la costa de Cabana).
Hacia el oeste (el castro inferior), la leyenda dice que los moros enterraron un tesoro tan profundo que nadie puede desenterrarlo

31. Capilla de Sinde
Fue construida durante la posguerra (años 40 del siglo XX) por orden del párroco de Canduas, Manuel Costa Verdía.
Hoy se encuentra semiderruida, aunque conserva su arco ojival y pinturas en las bóvedas del altar.
Los niños del lugar la conocen como “Roma Chica”.

32. Castro de Sinde
El castro de Sinde se sitúa en la ladera del monte.
Hoy está bastante deteriorado por las labores agrícolas, aunque aún se perciben sus dimensiones originales.
Cuenta con una acrópolis y dos antecastros que vigilaban el antiguo camino, hoy la carretera de Ponteceso a Laxe.
Según la leyenda, en el castro hay una fuente que desemboca en el lugar de San Pedro (aldea y playa de la costa de Cabana).
Hacia el oeste (el castro inferior), la leyenda dice que los moros enterraron un tesoro tan profundo que nadie puede desenterrarlo.

33. Capilla de Sinde
Fue construida durante la posguerra (años 40 del siglo XX) por orden del párroco de Canduas, Manuel Costa Verdía.
Hoy se encuentra semiderruida, aunque conserva su arco ojival y pinturas en las bóvedas del altar.
Los niños del lugar la conocen como “Roma Chica”.

34. Efigie de Oro del Batilleiro
En el Batilleiro (Sinde, Canduas), hay un monte circular llamado “Monte Redondo”.
Allí se encuentran unas piedras que parecen de un dolmen.
Según la leyenda, bajo ese lugar se esconde una efigie de oro macizo, nunca hallada.
La historia aún se recuerda entre los vecinos del lugar.

35. Astillero Roseva
Es el único astillero del municipio donde aún se construyen barcos artesanales.
Alterna la fabricación en madera con la de casco de hierro.

36. Carpintería de ribera O Tecelán
Situada en el Lodeiro, antigua zona de aserraderos.
Con marea baja pueden verse pescadores con “cavaduiros” buscando gusanos.
En la arena aún asoman restos de antiguas embarcaciones.

37. Hermosinda de Tabuído
Nacida en 1914 en Tabuído (Canduas), fue una mujer religiosa y poeta popular.
Vivió en una casa labriega junto al Anllóns, rodeada de ganado y tierras.
Escribía coplas para vecinos, escolares o celebraciones religiosas.
Fue un referente de la poesía oral en Cabana de Bergantiños.

Historia de Canduas

Vouvos contar unha historia,
aquí con poucas palabras:
que antigamente era
a nosa parroquia de Canduas.

Había un convento de monxas
disque no lugar de San Pedro.
Eu isto xa non o vin,
pro díxomo meu abuelo.

Despois marcharon dalí,
eu non sei pra que lugar;
disque lle ían facer guerra
os mariñeiros do mar.

E despois aquí en Canduas,
segundo algún vello dixo,
era un convento de frailes,
chamábase San Martiño.

Os frailes de aquí marcharon
e non sei para que sitio;
así lle quedou o nome:
parroquia de San Martiño.

Esta historia é pequena,
que ten moi poucas palabras.
A parroquia de Borneiro
disque era anexo de Canduas.

Estas cousas de tan vello
saberano dous ou tres,
que tamén era de Canduas
o lugar de Valarés.

Unha vez viñan cun morto
a Canduas a enterrar,
como non había ponte,
na Barra caeu ó mar.

Ó pasarlle esta avería,
por se morrería outro,
ordenaron que o lugar
fora prá parroquia do Couto.

Antes Canduas era pequeno,
segundo dixo un estudante,
pro como todo aumentou,
hoxe é unha parroquia grande.

Esta é unha historia pequena
das cousas da antigüidade,
e eu se soupera máis,
dicíavola de verdade.

38. Carpintería de ribera O Valadiño
Se conserva aún como modelo de las típicas carpinterías de ribera en las orillas del Anllóns, con su cobertizo de madera y varadero también de madera para realizar las botaduras de embarcaciones.
Desde ella se disfruta de una buena vista de A Barra, refugio de aves, y del monte Branco, que parece estar al alcance de la mano.

39. Punta Tabuído
Punta Tabuído marca la entrada de agua en la ensenada de A Insua.
Aquí, con el romper de las olas de la ría de Corme y Laxe, nace el “Bruar da Barra”.
Desde este punto, de derecha a izquierda, la vista abarca de cerca el canal de entrada al estuario, el monte Branco, la isla de A Tiñosa (a la que se puede acceder en marea baja), la playa de Valarés, el monte da Facha y, a lo lejos, la villa marinera de Corme.
Desde Punta Tabuído, con marea baja, se puede llegar caminando por la arena hasta O Valadiño.
Punta Tabuído nos habla de historias de ahogados y naufragios de las lanchas del Anllóns, que, cargadas de madera, tejas o sal, intentaban entrar o salir por esta peligrosa bocana en días de temporal.
Los puntales de madera se llevaban a las minas asturianas; la madera, ya cortada, se transportaba al sur de la península, principalmente a Huelva.

40. Naufragios
El profesor Xosé Baña Heim (1980: 23-24) también nos recuerda la historia de veleros naufragados como la de El Compostelano:

“Día de gran temporal del sur con fuertes ráfagas. Un barco en el puerto de Corme, debido al temporal, tiene que ser abandonado por su tripulación que, apresuradamente, llega en botes al muelle.
El barco rompe amarras y queda a la deriva con un único ser a bordo: el gato.
Esquiva los farallones de A Barra (isla de A Tiñosa y punta Tabuído), entra en Canduas y, río Anllóns arriba, llega indemne a A Telleira.
La gente de los alrededores, que observa la «perfecta maniobra», pregunta: «¿Quién gobierna ese barco?»
La verdad es que El Compostelano no fue teledirigido. Tendremos que pensar en Micifuz, aquel que, al verse solo a bordo, dijo para sí: «¡Para marineros, nosotros…!»”

41. Crucero de Piquite
La cruz de piedra que se alza en punta Tabuído se llama el Crucero de Piquite.
Fue colocada en ese lugar tras la muerte de unos pescadores de línea en esta zona.
Sobre Piquite, Otero Cebral (820) hace la siguiente descripción cargada de tintes poéticos:

“La Piquita, la insólita y hasta entristecida amiga de las estrellas y del temor del mar, visitada amiga de la sospecha y del desfallecimiento que no te quedas en ese tu remanso y reclamo.”

42. Playa de As Maseiras
Se accede a ella por un antiguo camino de pescadores. Es una pequeña playa totalmente virgen, con una fuente y que se inunda durante las mareas vivas. Los pescadores de barbadas tienen aquí sus caladeros. Desde ella y desde el escarpado litoral de Cabana se divisan Valarés, Corme, el cabo Roncudo con su faro y el rompiente de la isla del Roncudo, donde, según la creencia local, se encuentran los mejores percebes del mundo.

42. Playa de As Vacas
Pequeña playa que, con marea baja, se une a la playa de As Maseiras. Bajo la arena se esconde un pedregal que, en ocasiones, queda al descubierto por la marea. Un pequeño arroyo que desciende por un canal desemboca en ella, zona donde antiguamente pastaban las vacas, de ahí su nombre. Con marea baja, se puede caminar más de cien metros mar adentro sin que el agua cubra.

Otero Cebral (19) hace la siguiente descripción cargada de tintes poéticos:
“La Area das Vacas, encorvado y alto roquedo que haces brotar tu musa solariega, tu armonía queda y murmuradora, tu amiga de la soledad de la luna y de la ternura del alba que yace en la hondura misma de la belleza.”

43. Punta Padrón
Cabo de Cabana adornado con un crucero de vara octogonal que emerge de una de las pilas del lajedo. Es un lugar excelente para contemplar las dos islas de la ría de Corme y Laxe: A Tiñosa, en la desembocadura del Anllóns y al pie del monte Branco, y la isla da Estrela, junto a las casas marineras de Corme. También permite echar una mirada atrás y observar las dos playas que acabamos de dejar atrás: la playa de As Maseiras y la de As Vacas.

44. Furna da Escanavada
A lo largo de la ribera de Cabana se encuentra la solitaria furna da Escanavada. Es un precipicio de más de 50 metros. Solo se puede acceder a ella caminando sobre las rocas o por mar, con marea baja, en bote.
De esta legendaria furna se cuentan muchas historias. Así, a principios del siglo XX, una mujer de Cabana, que estaba recogiendo tojo, llevó a su niño en el carrito; el carrito resbaló por el acantilado y ella, intentando salvarlo, también cayó. Además, se dice que durante la Guerra Civil Española, los perseguidos se escondían aquí (igual que en el monte Pindo de Carnota). La leyenda dice que su profundidad es tal que se puede llegar caminando hasta el “castro”.

Otero Cebral (20) realiza la siguiente descripción cargada de tintes poéticos:
“La Furna Misteriosa, quizás ese vivo encanto que para poder conocerlo en profundidad haya que adentrarse en su misterio o tal vez renazca como algo inesperado ese nuestro deseo de desentrañarte; pero tú, furna, sea cual sea la inquietud que se te haga, serás igual.”

45. La furna dos Bólos
Es una pequeña playa que, con marea baja, deja al descubierto un pedregal. Excelente lugar para recoger erizos de mar.

46. A Insuela
En ella encontramos otra cruz de náufragos, en esta ocasión blanqueada con cal.

47. A Mundiña
Ribera afuera, A Mundiña es la mejor punta percebeira de Cabana de Bergantiños. Se cuenta la siguiente historia. Dicen que hubo quien quiso apropiarse (privatizar) esta punta percebeira; en la disputa, el párroco Saturnino Cuíña se puso del lado del pueblo, resultando este vencedor.

48. Camino francés por Canduas
Por Canduas (Ferreira, 1988: 139) pasaba el “Camino francés”, procedente de Malpica y que continuaba por tierras de Laxe.
En Canduas (Otero Cebral, 6) se colocan hierbas alrededor de las casas el día de San Juan para que no entren malos espíritus en los hogares.
En el lugar de A Ribeira se celebraba, en carnaval, el entierro del cangrejo. Consistía (Otero Cebral, 8) en ir andando hacia atrás hasta llegar a las aguas del Anllóns; una vez allí, se arrojaba al río un cangrejo vivo y un hombre, disfrazado de anciano, recitaba las oraciones correspondientes.
En Canduas (Otero Cebral, 16) existe la costumbre de no comer los alimentos por el lado derecho de la sartén, pues los vivos aún creen que pueden sentar mal. Además (Otero Cebral, 16), cada vez que se comen filloas calientes de la sartén, siguen la costumbre de sus antepasados de no beber agua ni vino con ellas.

49. Monasterio benedictino de Canduas
Situado en una colina entre Laxe y Canduas, hubo un monasterio benedictino (Lema Suárez, 1998: 74-75). Primero fue de monjas (siglo IX) y después de monjes de la misma orden. Posiblemente fue dúplice en sus primeros tiempos.
Pasó a manos de varones en tiempos del arzobispo don Lope de Mendoza. Según cuenta el Padre Yepes en su Crónica general de San Benito, “la hacienda no andaba bien tratada en manos de mujeres”.
El priorato de esta parroquia sustituyó al antiguo monasterio, incorporándose a San Martiño Pinario de Santiago en 1436, siendo aprobada la decisión por el papa Eugenio IV en 1442.
El monasterio, a pesar de contar con la protección de los reyes de Castilla, Juan I y Juan II, sufrió abusos por parte de los nobles gallegos en el primer tercio del siglo XV. Entre los abusos cometidos por Arias Pardo de Cela y Joán Becerra de Val de Veiga, alguien llegó a “apalear al abad y mancillar a una sobrina suya”.

50. Sarmiento y Canduas
Durante su viaje por Galicia, en el verano de 1745, el ilustrado gallego Fray Martín Sarmiento se hospedó una noche en el monasterio benedictino de Canduas. En su cuaderno de viaje (Sarmiento, 2001: 94-95) recogió las siguientes notas:

“Cándoas, otra legua. Priorato nuestro. Noche. En Cándoas, en el plano de la escalera, hay una piedra con esta inscripción: «HIC TUMULATUS MANET SUB ERA D. CXIII». Hic tumulatus manet sub era D. CXIII o tal vez era 113 añadiendo mil. Pero no se sabe quién estaba enterrado donde apareció esta piedra. Esta se trajo no hace mucho desde la iglesia de San Xoán de Borneiro, la cual se arregló al tiempo que se construyó la casa de Cándoas, en tiempos del prior Fray Mauro Bázquez. La iglesia y coto de Borneiro fueron de la orden, según leí en pergaminos en Moraime; y así es creíble que Borneiro fuese monasterio y antiguo. Está a una legua de Cándoas.”

Aldeas de Cándoas:
Cándoas, Sinde, Ures, Tabuído, San Pedro, Freixufre, Aguarei, Cabo di Area, Rancodoiro.

“La ría de Cándoas es buena; tendrá de largo desde el puente hasta la barra, legua y media. La barra principal es la que tiene al norte el lugar de Corme, y al sur el de Laxe, que como cabo correspondiente tiene al Insua, y el del lado de Corme es el cabo Turnis o el Roncudo. Y los cabos más dentro de la ría son: el Padrón, el puerto del Caballo, el de la parte de Cándoas, y Osmo, el de la parte de Corme.”

“El sábado 14 salí de Cándoas para Moraime por Ozón a Lourido.”

  1. Habla de la tradición de embarcaciones de transporte de cabotaje construidas en la ensenada de A Insua. Expresa que hasta Ponteceso llegaban “pataches de la ría de Laxe, Corme y Cándoas.”

2. Cita la feligresía de “San Estebo de Cesullas.”

3. Informa que el lugar de Sinde pertenece a la parroquia de Canduas: “Sinde de Cándoas.”

4. Indica la distancia que caminó desde Sinde a Canduas: “Cándoas, otra legua.”

5. Menciona la orden monástica que regía el monasterio de Canduas: “Priorado nuestro”; por lo tanto, benedictina.

6. Señala el tiempo que pasó en el monasterio: “Noche.”

7. Describe con detalle una piedra con inscripción: “En Cándoas, en el plano de la escalera, hay una piedra con esta inscripción HIC TUMULATUS MANET SUB ERA D. CXIII. Hic tumulatus manet sub era D. CXIII, o tal vez sub era 113, añadiendo mil. Pero no se sabe quién estaba enterrado donde apareció esta piedra. Esta se trajo hace no mucho desde la iglesia de San Xoán de Borneiro.”

8. Empareja las épocas de construcción de la iglesia de San Xoán de Borneiro y del monasterio de Canduas: “iglesia de San Xoán de Borneiro, que se arregló al mismo tiempo que se hizo la casa de Cándoas.”

9. Escribe el nombre del prior fundador del monasterio de Canduas: “Casa de Cándoas, en tiempos del prior Fray Mauro Bázquez.”

10. Descubre que la iglesia y el monasterio de Borneiro fueron de la orden benedictina: “La iglesia y el coto de Borneiro fueron de la orden, según leí en pergaminos en Moraime; y así es creíble que Borneiro fuese un monasterio antiguo.”

11. Informa de la distancia entre ambos espacios parroquiales: “Está a una legua de Cándoas.”

12. Compila los nombres de las aldeas que conforman la parroquia de Canduas: “Aldeas de Cándoas: Cándoas, Sinde, Ures, Tabuído, San Pedro, Freixufre, Aguarei (sic), Cabo di Area (sic), Rancodoiro (sic).”

13. Describe las condiciones y dimensiones de la ría de Corme y Laxe, que él llama ría de Cándoas: “La ría de Cándoas es buena; tiene de largo desde el puente hasta la barra, legua y media.”

14. Al describir los límites y accidentes geográficos de la ría de Corme y Laxe (Cándoas), confunde la Barra do Anllóns, lengua de arena que cierra la ensenada de A Insua, con las aguas del mar de la ría: “La barra principal es la que tiene al norte el lugar de Corme, y al sur el de Laxe, que como cabo correspondiente tiene al Insua y el del lado de Corme es el cabo Turnis o el Roncudo. Y los cabos más dentro de la ría son: el Padrón, el puerto del Caballo (sic), el de la parte de Cándoas, y Osmo, el de la parte de Corme.”

15. Por último, informa de su fecha de partida: “El sábado 14 salí de Cándoas hacia Moraime por Ozón a Lourido.”

51. José Mas en Canduas
Después de pasar por A Telleira y tomando camino hacia Laxe, Aurelio Mejuto, junto con Luis, el chocolatero, se detiene en Canduas. Paran en una tienda junto a la carretera de A Telleira a Laxe. En la tiendecita, el chocolatero coloca su producto y Aurelio también (Mas, 188-189):
“Con su permiso. Voy a entrar… y ya un poco alejados de la tiendecita.”

Después de Canduas, les sorprende una tormenta. En ese momento, el chocolatero menciona el dolmen de Dombate (Mas, 190):
“¡Si el dolmen de Dombate estuviera más cerca, allí nos protegeríamos!”

52. Iglesia de San Martiño de Canduas
Fue erigida en torno a un núcleo de casas. Su orientación (Lema Suárez, 1998: 75-79) es distinta a la tradicional, ya que mira hacia el norte. La nave y la capilla lateral este están cubiertas por una bóveda de cañón ligeramente apuntada; la capilla este se cubre con falsas bóvedas de crucería.

La originalidad de esta iglesia (Lema Suárez, 1998: 75-79) se presenta en la fachada: pentagonal, construida casi íntegramente con las losas del antiguo hórreo de piedra del monasterio. En su parte vertical, la puerta principal, un pseudo-rosetón circular y la espadaña.
En las fases constructivas de la iglesia intervino de forma destacada el párroco Manuel Costa: en 1928 invirtió 3.030 pesetas. Su intención con estas reformas era dar empleo, en las obras de cantería y albañilería, a los mendigos y desempleados que abundaban en aquellos años.

53. Monolito de la fachada
Junto a la fachada, se alza un monolito, erigido por orden del párroco Manuel Costa Verdía, en el que aparecen inscritas las iniciales F.C.R. y M. Estas son las siglas de Fe Católica, Religión y Moral.

54. Cementerio de cantería
Canduas cuenta con un interesante cementerio de piedra en el que algunos panteones presentan una construcción escalonada.

55. Callejero medieval
En los muros del atrio, junto al camino, se observa una pila a la que llega el agua a través del antiguo canal del monasterio. Junto a la pila, un precioso callejero que nos recuerda a la Canduas medieval, con sus estrechas callejuelas y casas de piedra.
Cruz de los Romero.

56. Cruceiro de los Romero
El cruceiro de los Romero, también conocido como el cruceiro de la plaza, se encuentra en un cruce de caminos del lugar de Canduas, cerca de la iglesia. Destaca por su capitel esférico decorado con hojas. En el pedestal lleva esta inscripción: «Dela casa de los Romero».

57. Casa de Collazo
Se levanta junto al cruceiro de los Romero. Sobre el dintel de la puerta principal aparece un semiescudo con la inscripción «LA EDIFICÓ J.C.C. EN EL AÑO 1887». Las siglas J.C.C. corresponden al nombre José Collazo Campos. Frente a esta casa, existía un lavadero de piedra.

58. Casa de los Romero
Conocida como la Casa del Vinculeiro. Edificio de planta rectangular con una trabajada cornisa de piedra. Son dos viviendas adosadas que comparten medianera. La superior, habitada, posee un escudo ovalado enmarcado por sillares; los blasones familiares son de los Moscoso, Rodríguez de Arijón, Caamaño y Pardiñas Villardefrancos. El edificio inferior, con una fecha en el dintel de la puerta de 1660, se utiliza hoy como corte. En el árbol genealógico de la Casa de Romero destacan (Martínez Barbeito, 1971: 158) los capitanes Martín Romero de Caamaño y Andrés Romero, que lucharon en la guerra de Portugal.

59. Casa de Xoano
Se encuentra en un desvío entre la Casa de Collazo y la de Romero. Cuenta con dos cuerpos en forma de L. La puerta tiene gatera y trampilla interior para el frío. Horno en la cocina, mesa de piedra para el balde, corte de ganado, ventana con bancos interiores y tragaluces. La fachada estaba cubierta por un antiguo cobertizo, del que hoy solo se conserva en pie la columna de piedra que lo sostenía.

60. Sabor medieval
Canduas conserva un sabor medieval, con sus estrechas callejuelas, sus hórreos elevados sobre pies, típicos ya de la Tierra de Soneira, los postigos que se abren a las fincas y a la ensenada de A Insua, las cruces y fuentes de piedra.

61. Palilleiras y cesteros
El catastro del Marqués de la Ensenada señala que en Canduas había ocho palilleiras. En la actualidad aún se conserva la tradición artesanal de la cestería de mimbre.

62. El cestero Emilio Lema Pérez
Emilio Lema Pérez nació en Canduas el 24/11/1928 y falleció en el mismo lugar el 28/08/2005. Su profesión fue la de carpintero de barcos. Aprendió el oficio en las carpinterías de ribera de Cabana de Bergantiños, para luego trabajar durante mucho tiempo en distintos astilleros de la ciudad de A Coruña. Sin embargo, su verdadera pasión era la cestería. Lo era tanto que incluso le quitaba el sueño y, con el amanecer, ya se ponía a trabajar junto a su banco de artesano.

Emilio Lema Pérez nació en Canduas el 24 de noviembre de 1928 y falleció en el mismo lugar el 28 de agosto de 2005. De profesión carpintero de barcos, aprendió el oficio en las carpinterías de ribera de Cabana de Bergantiños, y más tarde trabajó muchos años en distintos astilleros de A Coruña. Sin embargo, su verdadera pasión era la cestería, a la que se dedicaba desde niño.

Cuando de pequeño pastoreaba ovejas en los montes de Canduas, decía a sus compañeros: “Quien me cuide las ovejas, le hago un cesto.” Y lo cumplía. Su mayor actividad artesanal llegó tras jubilarse como carpintero: impartió cursos, participó en ferias en O Couto, Neaño, A Telleira, Boimorto, Laxe, y representó la cestería tradicional de la Costa da Morte en FITUR y en la Bretaña francesa. En Camariñas, unos sombreros de varas que él elaboró obtuvieron el primer premio ex aequo en el desfile de la Mostra do Encaixe. Días antes de su fallecimiento, preparaba la cesta más grande del mundo para inscribir su concello en el Libro Guinness de los Récords.

Usaba sobre todo materiales autóctonos: recogía mimbre en los prados y lo trataba según el acabado deseado (sin pelar para piezas oscuras, cocido y pelado para claras). También utilizó médula traída de Salamanca o láminas de roble en algunas obras. Sus piezas tenían un doble propósito: práctico (paxes, cestas, bandejas, garrafas, sillas…) y decorativo (aviones, pájaros, barcos de vela…).

Emilio Lema pertenecía a esa estirpe de artesanos que resistían la desaparición de los oficios tradicionales en las aldeas gallegas. Cabana de Bergantiños, documentada desde la Edad Media, es un verdadero vergel de estos oficios, como también lo fueron las hilanderas y encajeras.

63. Monte da Costa
Canduas cuenta con un monte llamado da Costa (Otero Cebral, 47), un lugar sagrado y enigmático en el que, en otro tiempo, llegaron a levantarse tres esbeltos cruceiros de piedra, construidos en época antigua.

64. Playa de Rebordelo
Un estrecho y serpenteante sendero entre casas nos conduce hasta la playa de Rebordelo, el mayor arenal costero de Cabana de Bergantiños. El trayecto hacia ella está lleno de sorpresas: al bajar, observamos un regato con piedra de lavar. Nos acompaña el curso del regato de Rebordelos. En su pequeña desembocadura, el fango de la playa se mezcla con la vegetación dunar. A la derecha, una cruz blanca recuerda a los pescadores ahogados. A la izquierda, desemboca una pequeña cascada que baja con fuerza cada primavera. Desde Rebordelo se puede caminar por la orilla hasta la aldea y playa de San Pedro.

De la playa de Rebordelo, Otero Cebral (19) ofrece esta descripción poética:
“Desde lo alto, mirando al mar, se ve Rebordelo, una sonrisa que no se rompe y permanece alerta, esa arena blanca de blancas losas que ni en invierno se oscurece y que se hace compañera y amiga de los prados y los árboles que la embellecen.”

65. Lugar y playa de San Pedro
En el lugar de San Pedro, la memoria popular conserva viva una tradición: los vecinos de Valarés (Ponteceso), que vivían enfrente, solían enterrar a sus muertos en el cementerio de San Pedro. El traslado del difunto se realizaba en barca, cruzando la ría de Corme y Laxe para desembarcar luego en el arenal.

De la playa de San Pedro, Otero Cebral (19) escribe esta evocadora descripción:
“Entre la laguna alargada y en lo recóndito del acantilado, justo en su escondite con un murmullo suave, se encuentra la playa de San Pedro, entre mitos y antiguos secretos, siempre allí, oculta. San Pedro, dama del acantilado con brillo blanco y espuma salada, parece un presagio, un embrujo del tiempo, incluso aislada como si de un castigo de la propia naturaleza se tratara. Allí, en el lugar de su mismo nombre, se halla bella y delicada esta musa del ocio, esta diosa de las rocas y calas.”

66. Convento de San Pedro
En San Pedro, durante la Edad Media (Alonso / Giadás, 1998: 136), existió un convento parroquial de monjas. Su desaparición pudo ocurrir en el siglo XII, a causa de las razias almorávides del almirante Alí Ben Memón, que arrasaron la Costa da Morte en el año 1115, obligando a los campesinos a refugiarse tierra adentro con todas sus pertenencias. Las piedras labradas del convento sirvieron como cimientos para las casas de los vecinos. Los capiteles románicos de la iglesia decoran la entrada de una de las fincas del lugar.

67. Punta do Cabalo
Desde el antiguo restaurante A Crus do Cabalo se toma un sendero a la derecha de la carretera que conduce hasta Punta do Cabalo. Desde aquí hasta la playa de Rebordelo se extiende la ensenada de los cormoranes, debido a la gran cantidad de estas aves que pueden verse en los peñascos de la costa.

68. Casal de Aguarrei y monte Castelo
Desde A Crus do Cabalo, hacia la izquierda de la carretera, ascendemos al Casal de Aguarrei, la aldea más pequeña de Cabana de Bergantiños. Continuando por la pista, se alcanza el monte Castelo, desde donde se disfruta de una excelente panorámica de la ensenada de A Insua y del pueblo marinero de Laxe.

69. Frexufre
Una antigua ponte de piedra, de la misma época que la vieja carretera de Ponteceso a Laxe, da paso a este enclave. A su lado se encuentra el puente nuevo y, un poco antes, a la derecha, se desciende hacia la aldea de Frexufre bajo la sombra de una bóveda de laureles.
Frexufre es un paraíso de plantas tropicales y flores. Los vecinos creen que el nombre procede de la abundancia de fresnos del entorno, del que aún se conserva un viejo y solitario ejemplar.
La aldea se organiza en un alineamiento rectangular de casas señoriales. Las tres primeras, hoy abandonadas, cuentan con hórreo de pies, palmera y prado. La que tiene chimenea rematada en cuatro picos y escudo se conoce como la Casa dos Barreiros (Barreiro González). En el dintel de una ventana trasera figura la inscripción “Rodrigo de Leis 1764”, y en el de la segunda casa “Año 186 JHS MA”.
Según Leonor Alonso y Luís Giadás (1998:137), los propietarios fueron de la familia Leis, señores de la Casa de Mórdomo (Traba de Laxe) y de Taraio (Cerqueda, Malpica de Bergantiños), una de las estirpes más poderosas del noroeste coruñés, entroncada con las principales familias hidalgas de la Costa da Morte. El fundador del casal fue Rodrigo Sancho de Leis, hijo de Francisco Antonio de Leis Villardefrancos y Quiteria Bermúdez de Castro, bisnieto de Gonzalo Posse “El Viejo”, fundador de la iglesia de Santo Estevo de Soesto, en cuyo templo Rodrigo solicitó en 1745 que su madre pudiera ser enterrada.
La casa inferior, única habitada, es propietaria de los invernaderos de flores situados en el pequeño campo que desciende desde la ribera y cuenta con tres colmenas empotradas en sus muros.

70. O Coído dos Muíños
No se puede abandonar Frexufre sin visitar el Coído dos Muíños. Se accede a él a pie, por un sendero que discurre bajo una bóveda de robles acompañando a un pequeño arroyo en su rápido descenso.
En el interior de este pequeño robledal se conserva un elemento etnográfico fruto de la transformación de la naturaleza por la mano del hombre: muros de contención de tierra que permiten crear pequeñas terrazas agrícolas. A lo largo del arroyo se suceden varios molinos de agua. El último de ellos se encuentra ya junto al mar.

71. Percebes en la costa de Cabana
Este último tramo de costa, en el que se sitúan el Coído dos Muíños, Punta do Cabalo, Punta da Rubia y el Puntal do Muíño, es conocido por ser la zona donde se extrae el mejor percebe de todo el litoral de Cabana de Bergantiños.

72. Última casa de Cabana de Bergantiños
Camino de Laxe, la última casa del municipio de Cabana de Bergantiños se encuentra repartida entre dos concellos: mientras la vivienda está en Cabana, el hórreo se erigió en tierras de Laxe.
No se trata de un caso aislado, pues ya vimos anteriormente cómo una casa compartía sus muros entre dos parroquias (Canduas y Cesullas).
Antes de llegar al Cabo da Area, se dispone de un mirador que ofrece espléndidas vistas de la playa.to de Laxe.

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